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Ansiedad

La ansiedad se puede experimentar en forma de preocupación, sobrecarga mental y emocional, nerviosismo o intranquilidad, cada persona puede sentirla de forma muy similar o distinta, es como un sistema de alarma que se activa dentro de nuestro cuerpo, a veces puede ser clara para nosotras la razón de su activación o en ocasiones parece estar en un constante encendido sin motivo aparente.



Nuestro Sistema de Alarma Interno


Cuando aumentan los niveles de ansiedad se enciende nuestro "sistema de alarma", puede que: tus pensamientos se centren en preocupaciones, sientas que pierdes el control de ti misma o de la situación, tengas síntomas físicos (respiración acelerada, dolor o presión en el pecho, palpitaciones, tensión muscular, por ejemplo), movimientos corporales que pueden denotar intranquilidad (mover las piernas o las manos constantemente), un apetito aumentado o disminuido, y tu estado emocional oscile en ocasiones entre el miedo, la desesperación, la tristeza, la rabia (coraje, cabreo, enfado) o el pánico.


Es saludable que nuestro cuerpo tenga este sistema de alarma, es la manera que tiene nuestro organismo de comunicarse y decirnos que hay algo afuera o dentro de nosotras que nos está pidiendo atención.


Ejemplo 1, si acabamos de perder el trabajo es normal sentir ansiedad, nuestro cuerpo responde a una situación preocupante que necesita resolverse, ya que debemos contar con un ingreso económico para sobrevivir. Ahora, también puede pasar que dos personas estén en esa misma situación y una pueda sentir mucha más ansiedad que la otra, llegando a pensar que: nunca encontrará trabajo, que es inútil, que nadie le querrá contratar, que es insuficiente o que otro trabajo será terrible o mucho peor.


Ejemplo 2, otra persona puede sentir mucha ansiedad sin identificar la razón o el detonador de los síntomas, esta experiencia también es normal y es importante identificar la causa.


Ejemplo 3, la persona sabe que una situación particular (hacer amigas/os, el desorden en casa, dar su opinión) o persona (su pareja, una amiga/o) le genera gran ansiedad, pero no entiende la razón, ya que siente que no suponen una "amenaza" o "peligro" real para ella.


En resumen, cuando tu sistema de alarma tiende a elevarse al punto de convertirse en una limitación o una experiencia desbordante para ti, es un buen momento para explorar tu historia de vida y tu presente, lo que estás viviendo necesita ser atendido, te está comunicando algo. También nos puede pasar, que nuestro presente se esté de alguna manera mezclando con eventos pasados o aprendizajes previos (conscientes e inconscientes) que necesitan ser hablados y procesados en un espacio de terapia psicológica.




Tu Historia de Vida


Desde que somos pequeñas sentimos ansiedad, es normal, todos los seres humanos la experimentamos, sin embargo, cada una tiene una historia de vida muy distinta y única, por esto, tu "alarma interna" puede funcionar de forma muy diferente a la de las otras personas.


Por ejemplo, si crecimos en un ambiente con cuidadoras/es que tenían niveles de ansiedad elevados frecuentemente y no los atendían en terapia, es posible que no hayamos tenido la oportunidad de aprender otras formas de sentir o de regular nuestras emociones. Haber atravesado experiencias difíciles de distinta naturaleza, también puede haber hecho que tu cuerpo fácilmente activara el encendido de "alarma" o preocupación respondiendo a lo que estaba ocurriendo.


Adicionalmente, haber vivido experiencias traumáticas sobrecarga tu capacidad mental, emocional y física y también afecta tu sistema de alarma. Una vivencia traumática o un conjunto de vivencias traumáticas a lo largo de la vida, pueden llevar a nuestro sistema interno a encenderse constantemente o desproporcionalmente en una situación que no lo requiere.


Es importante saber que lo que puede ser traumático para una persona puede que no lo sea para otra, es posible también que a pesar de que dos o más personas hayan pasado por la misma situación que identifican como traumática, a cada quien le haya impactado de manera diferente, por ejemplo, varios miembros dentro de una familia pueden haber sufrido la misma situación traumática, pero a cada quien afectarle de maneras distintas.


La alta ansiedad como sistema de alarma que nos quiere proteger, evitarnos el peligro o el dolor (físico o emocional), nos puede llevar a estados de hiperalerta o hipervigilancia, a tener pensamientos repetitivos o ideas que nos asustan, todo esto puede afectar nuestra capacidad para concentrarnos, estar en calma, realizar actividades diarias, tener insomnio o dificultades para dormir, a actuar impulsivamente o estar "a la defensiva".



La Terapia es un Espacio de Crecimiento


Tu ansiedad elevada tiene una historia que contar, nos está hablando de tu presente y de tu pasado, no necesita ser juzgada o criticada, tu sistema de alarma busca ser escuchado y comprendido para que puedas aprender a gestionarlo y entender su mensaje cuando se enciende.


Suena sencillo, pero a todas nos puede tomar tiempo este proceso, lo que experimentas se ha construido a lo largo de tu vida, es un sistema que aprendió (de forma consciente e inconsciente) de cada una de tus experiencias desde la infancia hasta ahora sobre: qué cosas generan miedo, de qué protegerse, sobre qué aspectos de ti misma preocuparte, de cuáles situaciones sentir pánico, qué emociones internas suprimir porque si se expresan son "peligrosas", sobre qué estar vigilante, qué situaciones hay que evitar para no sufrir, frustrarse, llorar.


Es momento de escuchar la sabiduría de tu cuerpo, de tus pensamientos y emociones, incluso tus acciones tienen un significado importante, la terapia psicológica es un espacio de desarrollo personal que te ayuda a mirar (a tu propio ritmo) lo que se expresa en "síntomas", cada síntoma es tu forma de expresión de una verdad, es tu cuerpo y mente diciéndote que a lo mejor hay una herida emocional que nadie se ha detenido a mirar y sanar.


El objetivo de la terapia psicológica no es eliminar la ansiedad de los seres humanos, esto haría que las personas no tuvieran un mecanismo de alerta y protección ante posibles amenazas o peligros (internos o externos), el trabajo que realizas en terapia te ayuda entre otras cosas a: disminuir tu ansiedad entendiendo tus experiencias y conociéndote en profundidad, a identificar lo que de acuerdo a tu historia puede elevar tus niveles de ansiedad, gestionar la ansiedad para que sirva como guía y protección (no como algo limitante), a sanar experiencias pasadas que inciden en tus niveles de alta ansiedad presente, a entender y manejar emociones y pensamientos (repetitivos, obsesivos, preocupantes o desagradables) que pueden ser productores de episodios de gran ansiedad para ti, a conectar con tu intuición sanadora para crear tus propias estrategias para gestionar situaciones que te desbordan o preocupan.


Te acompaño a entenderte desde la compasión en tu camino de sanar y cambiar.



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Camoa Bastidas

Psicóloga






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